Es destacable la gran fuente cuadrangular de cantería situada en la plaza, en la que continuamente tintinean las frías y cristalinas aguas. La fuente de la iglesia tiene un pivote central con cuatro caños y tiene una inscripción en la que figura su fecha de construcción: «SIENDO ALCALDE MANDO HACER ESTE PILAR D. SISEP0 ESCUDERO EN EL AÑO 1903».

Junto a la torre medieval se alza La Cruz, que se trata de un bonito crucero de piedra berroqueña, conformado por un elevado plinto prismático sobre el que se alza una columna jónica, de fuste liso, rematada por un Crucificado: datará el monumento de los últimos años del siglo XVI, pero el Crucificado es un añadido moderno.

No podemos dejar de mencionar al “álamo de la puerta la iglesia” que, junto con la fuente y la torre configuraba la clásica estampa de Piornal. Se trata de un olmo centenario plantado en 1855 que llegó a alcanzar un perímetro de 7 metros y medio de tronco y una frondosa copa que daba sombra a toda la plaza. Fue víctima, como millones de olmos en Europa, de la enfermedad de la grafiosis, que fue apagándole lentamente a pesar de los intentos de detenerla. En 1995, cuando ya no se podía hacer nada, fue talado bajo la triste mirada de los piornalegos que habían convivido con él tantas décadas y le habían hecho partícipe de tantos momentos significativos.

Desde esta puerta hace Jarramplas el día 20 de enero sus dos salidas principales. Una por la mañana después de la misa mayor y del canto de la Rosca a San Sebastián, y otra por la tarde, después del Rosario, del besapiés y subida del santo al trono.

También desde esta plaza tienen su inicio y su final “las alborás” en la madrugada del 19 al 20 de enero, sin duda alguna el momento de la fiesta con una mayor carga emocional.

La Plaza de la Iglesia es, además, testigo de muchas otras tradiciones y costumbres piornalegas, tales como el Ramo de San Roque, en agosto, o las Cuartillas en septiembre, o representaciones y bailes en la Toñá Piornalega.